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sábado, 19 de febrero de 2011

Batalla contra el muerto de Vince

Aquel lugar estaba vacío. Sólo había una cama y una cajonera, las ventanas estaban selladas y aquel montón de velas que Vincent encendió eran la única iluminación. Allí dentro olía únicamente a fuego. Aunque el ambiente era frío percibía este aroma, y a partir de aquel momento no ignoro jamás este olor, que antes no había notado y todo el mundo ignora, porque sólo unas cuantas personas pueden percibirlo, debido a que siempre interviene el olor de lo que se quema. El olor a fuego no es olor a quemado, no sé como describirlo, es algo tan peculiar. De hecho ahora creo que tal vez ese es el aroma de Vincent, por eso no lo había percibido. Al fin Vincent volteó a verme, y volvió a mirar las velas, parecía que no pensaba dirigirme la palabra.
Todavía faltaban alrededor de 8 horas para la luna llena, me había adelantado demasiado. Me sentí como un retrasado estando allí parado sin hacer nada. Me senté en suelo justo en frente de él. Apoyé el brazo en la rodilla, jamás imagine que esto pasaría, él se volvió hacia a mí:
-¿Qué? ¿Acaso piensas estar allí hasta que salga la luna?- conservaba ese mismo tono odioso. Demasiada serenidad, incluso para él, era como una ofensa para mí.
-A menos que quieras huir.
-¿Qué fue lo que te hice?
-Pues directamente… nada, pero es un desperdicio no tener a nadie con quien entretenerme cada luna llena ¿No crees? Sobre todo tú, debes saberlo mejor que nadie.
-¿A qué te refieres?
-A que desde que llegaste, muchos desaparecieron. Tú sabes, ellos…
-Los fenómenos, mutantes, raros, monstruos… ninguno es apropiado. Creo- Hubo otro largo momento de silencio.
-¿Por qué estas siempre tan frio?- iba a preguntarle a cerca de su naturaleza pero creí que no sería prudente. No podía imaginar su respuesta.
-No sé. Creo que es genético.
-¿Y eso es malo?- se quedó pensando un momento, luego respondió.
-No sé. Es bueno y a la vez malo.-no supe qué diablos quiso decir, pero opté por no preguntarle más, pues parecía que no tenía la intención de contarme sus secretos, sin embargo prosiguió- Soy frío porque mi organismo lo requiere, pero siempre en estas épocas del año siento que muero.
Volvió a ver el conjunto de velas, las observaba a cada rato y aun no entiendo por qué. No tenía idea de que hacer en esa situación tan extraña, sentado enfrente de un enemigo, hablando como personas normales, esperando el momento para desgarrarnos el uno al otro. Aunque para mi aquella escena era de los mas incomoda, el tiempo parecía transcurrir más rápido, incluso llegué a sospechar que el reloj de mi celular no sirviera.
-Me sorprende que esa cosa esté impecable- dijo Vince, hablaba del celular- considerando lo tosco que podrías llegar a ser, mínimo tendría que tener la pantalla rota.-esbozó una media sonrisa. Es la primera vez que lo veo torcer la cara, por decirlo así.
-Solo lo uso cuando estoy aburrido, no tengo ni un solo numero grabado y nadie me llama- luego este loco me lo arrebato de las manos, pero no dije nada, la verdad poco me importaba lo que le sucediera a ese aparato asqueroso. Vincent presionaba todos los botones como un loco, solo veía su pulgar deslizándose rápidamente sobre las teclas como si trata de sacarle brillo, luego me lo regresó.- ¿Qué tanto hiciste?
-Nada, programé fecha y grabé un número- pero había más de un numero guardado, uno de ellos decía “Lenz”- créeme los vas a necesitar muy pronto. No deberías despreciar a las personas que te rodean, aunque no sean amigos tuyos.
-¿Cómo sabes estos números?
-En algún momento los vi. Tengo memoria fotográfica.
Me di cuenta que si al tratar de sacarle información a Vincent no obtendría nada, sino preguntas aun más extrañas, entonces tendría que dejar de tratar de hacerlo hablar, y tal vez el solo comenzaría a decir todo por si solo como lo acababa de hacer. Que tenga memoria fotográfica puede significar muchas cosas. Cada vez que descubro algo sobre él comienzo a sentirme algo intimidado.
-Y… ¿Por qué…cómo fue que viniste a parar aquí? ¿Por qué viniste desde Turquía?
-De Hungría- corrigió él- Pues pensé que si venía a un lugar donde hay tanta gente anormal, tal vez podría pasar desapercibido.
-Y supongo que ya notaste que no te funcionó para nada.
-Sí me funcionó, aunque no de la manera que esperaba. Hubiera querido tener un poco mas de tranquilidad, no tener que pelear con tus “amigos”.
-¿Qué estupideces estás diciendo? ¿Acaso no eres un animal asesino? Sé que no es una coincidencia que fueras tan buscado.
-A diferencia de ustedes, yo no soy competitivo. Y si es verdad que destruir es lo que mejor hago, pero estoy arto.
Luego ya no me importó que el silencio llenara el frío cuarto encerrado, la tranquilidad y el aburrimiento pudo haber matado a cualquiera, por poco habría dicho “¿Te importa si me duermo? Despiértame en 8 horas más”. Todavía cuando lo recuerdo me hace gracia, aunque de alguna forma se que Vincent me habría despertado justo a tiempo pero no podía bajar la guardia ante mi próxima presa.
Ya no vale la pena contar todo lo que pasó en ese largo plazo, solo diré que hice un montón de cosas para no aburrirme, como jugar con el celular hasta que se le acabo la pila y otras boberías mientras Vincent continuaba observando esas desgraciadas velas.
Al fin llegó en momento, no tenía el celular para comprobar que la hora había llegado pero comencé a sentir como la sangre se volvía loca en mis venas y Vince se había puesto de pie tan rápido que pensé que iba a atacarme allí mismo, pero solamente salto sobre mi cabeza y salió disparado por donde habíamos entrado. Salí del escondrijo con dificultad en parte porque mis huesos comenzaban a crujir.
Al salir estaba ya bastante mareado, mientras mis dolores se incrementaban yo busqué con la mirada a mi oponente esperando que no hubiese huido. Ya convertido en hombre lobo encontré a Vince, lo vi una milésima de segundo antes de que me golpeara tan fuerte que logró derribarme. Quise defenderme pero no lo vi, y sí, nuevamente me derribó. Se movía tan rápido que me golpeaba antes de que yo pudiera si quiera olfatearlo, lo que me hiso pensar que podía huir cuando quisiera, pero me enfrentaba como todo buen oponente. Me estaba matando, aunque no me hacía demasiado daño me enfurecía, sobre todo con el ruido de la ciudad que no me dejaba escuchar ni mis propios pasos, y la oscuridad de aquella noche, todo parecía querer que Vincent me derrotara. Todo cambió hasta que accidentalmente él me pisó, entonces lo agarré como si se tratara de cualquier objeto de más de 80 kilos, era bastante pesado a decir verdad, lo arrojé fuera del techo, luego imaginé que si caía en la calle podría ver con la luz de las lámparas, así que salté para seguirlo. No sé cómo fue que aguantamos la caída, sobre todo por Vincent, que cayó sobre un auto sin abollar el metal. Lo vi saltar hacia mí, entonces sí pude defenderme, lo arrojé de un zarpazo de nuevo contra el auto, pero esta vez no pudo evitar hacerle daño al vehículo. Casi al instante se incorporó y vino nuevamente a mí, intenté atacarlo pero era tan escurridizo que el próximo golpe lo dio él, me tambaleé y en un segundo el sujeto estaba sobre mis hombros tratando de arrancarme la cabeza, mientras mas trataba de quitármelo de encima sentía como si se enterraran un par de garras en mi cuello, entonces choqué a propósito con lo que fuera que encontrara para quitármelo de encima. Al fin cayó al suelo, se acercaba un automóvil, al vernos en la calle el conductor enloqueció y chocó con el auto que Vincent había arruinado y luego salió del camino y se volteó sobre la hierba del parque. Vincent volvió a atacar, casi parecía otra persona, nunca lo había visto tan avivado, moviéndose tan rápido, o moviéndose como una persona normal. Todavía no había visto exactamente algún poder amenazante, excepto la forma tan extraña en la que se movía y su fuerza. Se movía velozmente a mí alrededor, esquivando mis golpes y aprovechando cada oportunidad que se le presentaba para golpearme, que por cierto me debilitaba poco a poco. Cuando al fin logré concentrarme logré tomarlo por el brazo, y con la otra mano le agarré la cabeza, ya había acabado todo para Vincent dejando su cuello a mi merced, pero logró retorcerse y solo logré morderle el hombro. Estoy seguro de que debí haberle arrancado el brazo, pero por alguna razón no pude aunque sentí que estaba a punto de desprenderse como un ala de la pechuga de un pollo. Vincent se retorció de tal forma que sus pies alcanzaron mi cuello, por lo que me vi obligado a soltarlo. Se puso de pie tan rápido como pudo aunque ya estaba frito. Corrió hacia el incendio que había provocado el auto que recientemente había chocado. Lo alcancé y tropezó. Estaba a punto de darle el golpe final pero se volteó hacia mí mientras todavía estaba en el suelo, hizo un movimiento como si tratara de cobijarse con algo, y en seguida vi como el fuego del incendio saltó y lo cubrió, luego surgió una fuerte explosión a su alrededor, apenas pude escapar de las flamas. Vincent quedó allí, no pude hacer nada más así que me fui. ¡¿Pero qué demonios?! ¿Cómo es que el maldito sigue vivo sin huella de quemaduras y solamente con rasguños cuando yo lo había machacado con todas mis fuerza? Es algo que no podré entender a menos que él decida contarme. Cuando volví a verlo ya no vi al mismo Vincent de hacia días. Vi en sus ojos tanto odio al verme, tanto que sentí que me escudriñaban en alma con esa mirada suya de muerto viviente. En esa expresión, la primera que veo en él, vi que para él ahora yo era la presa y por un momento yo lo creí, aunque estaba seguro de que la próxima vez que peleáramos podría al fin matarlo.

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